Los primitivos relojes del Franco Condado, de 1647 a 1690, tenían como sistema de regulación el foliot, nos dicen Francis Maitzner y Jean Moreau en su libro La Comtoise. A partir del descubrimiento de Huyghens en 1657, de la utilidad del péndulo como elemento regulador del reloj, se difunde su conocimiento y progresivamente se va popularizando su uso.

En los relojes comtoise, el péndulo será una masa de plomo torneada colocada en la parte inferior de una serie de varillas artículadas. En la segunda mitad del siglo XVIII, la forma del péndulo cambia. En vez de una masa de plomo torneada, empieza a utilizarse un disco de latón (en su cara visible)  y hierro en la posterior. Con la industrialización, hacia 1800 /1820 – nos dicen Francis Maitzner y Jean Moreau en el libro citado – los péndulos pasan a tener mayor importancia en el aspecto del reloj. Ya no importa solamente su función; el péndulo será un elemento primordial en la belleza del reloj. Las formas y decoración de los péndulos se hace siguiendo la pauta marcada por la “cabeza” del reloj. En ambos elementos encontraremos un estilo similar.

El péndulo de disco de latón, simple y sin decoración, se seguirá utilizando hasta 1935, variando tan solo su diámetro. Será el regulador de los relojes de menor precio. Se fabricarán péndulos con un gran disco de latón y varias varillas unidas en un sistema de “parrilla”. Una lira de latón sobre el disco cumplirá dos funciones: la primera, mantener el disco en el plano definido por la parrilla, y la segunda, también importante, estética.

Hacia 1810, Pierre-Claude Paget fabrica péndulos estampados de latón. Este tipo de péndulos se decorarán después con policromía, y en las piezas más sobresalientes irán equipados con un autómata.