Se están perdiendo muchas cosas. Ya hemos perdido demasiadas. La gente ya no escribe; ahora pulsa teclas, botones… Es la modernidad. Lo llaman así. Pretenden hacernos creer que leer en una pantalla es lo mismo que hacerlo como lo hemos hecho siempre: en libros. Tal vez aferrarnos a los viejos libros sea el último acto de rebeldía que nos quede.
Las calculadoras nos harán olvidar como se suma, como se multiplica… La tecnología es la trampa del hombre moderno. La gente lleva cientos de fotografías en sus teléfonos. La mayoría se perderá cuando esos cacharros se averíen y sean sustituidos. Nuestra época no dejará fotos para el recuerdo. Una pena.
