Sobre el cuidado de los libros

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El aficionado al libro viejo, conoce bien la variedad de estados en la que este puede encontrarse: Suciedad, restos de humedad en sus páginas, ataques de todo tipo de insectos bibliófagos, … son frecuentes en libros que han tenido una larga vida.

Una de las características que en ocasiones presentan los libros viejos, es la existencia en ellos de páginas con anotaciones. Estas pueden ser, desde discretos subrayados a lápiz, hasta todo tipo de comentarios, rayas y garabatos.

Si el libro cayó en manos – por ejemplo – de un niño armado con un bolígrafo, y dispuesto a mostrar al mundo su talento para las artes decorativas, hemos de temer lo peor. Crea el lector que un bolígrafo en tales circunstancias, bien puede considerarse un arma de destrucción masiva.

En ocasiones, el decorador ya no está en edad infantil, pero a pesar del paso de los años, todavía conserva la ilusión por mostrar al mundo su arte. ¡Su diabólico arte!

Como es natural, habrá en este tema opiniones para todos los gustos. Habrá quien guste de subrayar sus libros, y quien prefiera que permanezcan inmaculados.

Tal vez habría que hacer dos salvedades a la crítica a este tipo de anotaciones. Una de ellas es la que hace referencia a los libros de texto escolares. Es razonable, que en ellos anote y subraye el alumno, para reforzar así su aprendizaje.

Otra excepción que cabría considerar, sería la de la firma del anterior propietario. Una simple nota con la fecha y el nombre del antiguo dueño del libro, no suele estar mal visto ni por el bibliófilo más exigente. No sería un demérito para su estado. Si además, cuenta con la marca Ex Libris impresa con precisión mediante un sello, tampoco le haría perder valor. Y por supuesto, si el libro cuenta con la firma o una dedicatoria del propio autor, tiene un valor añadido, que será tanto mayor cuanto mayor sea la admiración que suscita ese escritor.

Escribir en los libros
Página con anotaciones, en el libro Capítulos de la Relojería en España

En la imagen anterior vemos una página del libro Capítulos de la Relojería en España, de Luis Montañés Fontela (Roberto Carbonell Blasco, Madrid, 1954). El anterior propietario no tuvo compasión a la hora de anotar todo tipo de comentarios. A lo largo del libro se encuentran páginas similares a esta. Es una pena, porque el libro es muy interesante, y se hubiera merecido un mejor trato.

Nos recordaba José Miguel Echeverría en su libro Coleccionismo de Relojes Antiguos, el deber del coleccionista responsable: Legar su colección a las generaciones venideras en el mejor estado posible.

Seguramente deberíamos hacer lo mismo con los libros.