Ayer, como manda la tradición cada doce de octubre, se celebró el Día de la Hispanidad, Fiesta Nacional de España. Uno de los actos de esta celebración, fue la recepción que los reyes ofrecieron a autoridades y personalidades en el Palacio Real. En esta ocasión, acompañados por la Infanta Leonor. Como de costumbre, la recepción tuvo lugar en uno de los Salones más emblemáticos del palacio: El Salón del trono.
El palacio Real se alza sobre el solar en el que estuvo el Alcázar de Madrid, que fue destruido por un incendio en la Nochebuena de 1734. Su construcción se inició por orden de Felipe V, siendo el proyecto inicial obra de Filippo Juvarra. A la muerte de este en 1736, vino a Madrid su discípulo, el arquitecto italiano Giovanni Battista Sachetti, que redujo las medidas del proyecto inicial y se hizo cargo de la construcción. En 1746, cuando muere Felipe V, ya se había terminado el cuerpo bajo de la construcción. Bajo el reinado de Fernando VI se terminaron las obras de arquitectura del colosal palacio, a excepción de la escalera, diseñada por el arquitecto siciliano Francesco Sabatini en 1761. Sabatini llegó a España con Carlos III para dirigir la decoración del palacio y resto de obras reales.
La decoración de este Salón del trono fue encomendada a un aristócrata italiano, Felice Gazola, venido a España con el séquito de Carlos III; aristócrata, conde de Sparavara, especialista en artillería y fortificaciones, y hombre de confianza del monarca en asuntos militares.
La belleza de este salón es impresionante. Todo en el es espectacular. A los lados del trono, hay dos relojes de caja alta o antesala realmente especiales. Uno francés, obra de Ferdinand Berthoud; el otro, inglés, hecho por John Ellicot.
Regulador de ecuación de John Ellicott
Regulador de ecuación, obra del relojero inglés John Ellicott (1706 – 1772). Caja de ébano decorada con bronces cincelados y dorados. Escape de áncora. Péndulo y lenteja compensados. Sobre la esfera principal, bóveda celeste con indicación de días noches y calendario lunar. Bajo dicha esfera, dial con indicación de calendario, meses, atraso y adelanto del Sol, salidas y puestas de Sol, y fases del Zodíaco.
Este reloj fue un regalo de la Corte de Portugal a la reina Bárbara de Braganza y Fernando VI, con motivo de su boda, que se celebró en la catedral de Badajoz el 15 de enero de 1729.
Regulador de ecuación de Ferdinand Berthoud
Reloj de caja alta en ébano. Indicación de hora de salida y puesta del Sol. Aguja de ecuación para indicar el tiempo verdadero. Segundero al centro. Calendario perpetuo y lunar. Movimiento con escape de áncora regulado por péndulo con compensación térmica. Suspensión del péndulo de las llamadas “de cuchillo”. Sonería de horas y medias por rueda contadera sobre campana.
Este regulador fue hecho por Ferdinand Berthoud (1727 – 1807). Nacido en Suiza, en el cantón de Neuchâtel, Berthoud inició el aprendizaje del oficio de relojero a los 14 años. A los 18 se trasladó a París, donde llegaría a ser uno de los grandes maestros de la Relojería francesa.
El Palacio Real de Madrid cuenta con estos dos formidables reguladores, auténticas maravillas de la Relojería del siglo XVIII. Dos imponentes máquinas del tiempo, que ayer contemplaron impasibles, la solemne recepción de los Reyes de España en el Día de la Hispanidad. Así sea por muchos años.